| Paso a paso, este método de canalización y sanación  energética se ha ido abriendo camino con resultados tangibles. Consiste en  viajar al pasado del paciente, extraer las causas que provocaron su enfermedad  y transportar el órgano ya sano... de vuelta al presente. Christian Aylwin,  principal exponente de este método, lleva más de tres décadas aplicándolo. Hoy  inicia una nueva etapa: la de traspasar sus conocimientos. La “técnica” le fue revelada en sueños por entidades o  energías, según afirma. De esta manera -cuenta- le indicaron como dar un giro a  su vida. De ser un exitoso corredor de seguros, con estabilidad económica, se  lanzó de lleno  a la sanación. En un principio  no le fue fácil dejar sus comodidades de Santiago y aventurarse en el Cajón del  Maipo, sin siquiera saber dónde iba a vivir. Pero poco a poco, las cosas comenzaron a andar, atendiendo  gente incluso en hospitales, entre ellos claro, el de San José de Maipo. Hoy su  agenda es intensa. La voz se ha ido corriendo con relatos de casos que incluso  desafían los pronósticos de la medicina tradicional. El “método”Paulina Godoy, contadora y programadora oriunda de Rancagua,  se atendió con Christian en agosto del año pasado. Lo hizo acompañando a unos  familiares, acaso motivada por curiosidad y “solidaridad” con ellos. Tenía una  escoliosis, una desviación de su columna de 17 grados. Los médicos no la  quisieron operar por que los riesgos eran altos. “Me decían que tenía que  aprender a vivir con el problema”, recuerda. El mismo que la obligaba a usar un  zapato con un taco más alto que el otro y le impedía agacharse, correr, saltar,  etc. “Era invalidante, a veces sentía que para caminar tenía que hacerlo de a  poco.
 Sin mayores expectativas, accedió a probar con cirugía  cuántica. Al principio no sintió nada raro ni distinto. Sin embargo, tres días  después sí. “Mi marido me vio la espalda y me dijo que estaba derecha. Hoy día  lo hago todo. Camino, salto y estoy tratando de hacer gimnasia de nuevo”,  narra. Apenas Christian Aylwin inicia una sesión, su carácter  risueño y bromista se transforma radicalmente. Visto desde afuera, parece  iniciar un estado de trance. Sus manos escanean al paciente recostado. Apenas  encuentra la causa de la enfermedad comienza a reparar intensamente o, como él  dice, “presto mi cuerpo para que energías y entidades que desconozco enseñen al  paciente cómo recuperar la salud, recreando órganos y sistemas afectados”. Para un testigo pareciera que con ambas manos extrae algo  invisible desde el interior de la persona. Luego, apunta con su dedo índice  derecho hacia abajo, como si estuviera proyectando una suerte de rayo también  invisible que finalmente repara, actuando –explica- a nivel subatómico. De  hecho, fue una vieja conocida suya la que lo llamó “cirujano cuántico”  explicándole, ante su asombro, que aplicaba este término por que utilizaba “un  bisturí energético con su dedo”. A ello se suma el hecho de canalizar desde la quinta  dimensión. La física concibe ésta como una dimensión que está más allá de las  tres dimensiones espaciales y la del tiempo, y en la cual se unificarían la  gravedad con la fuerza electromagnética. Un concepto complejo, planteado desde  la razón particularmente desde la teoría Kaluza-Klein. Desde una perspectiva holística, la idea, entendida y  experimentada desde el corazón, alude a un nivel e consciencia superior, a una  frecuencia energética y no tangible en donde el tiempo es un continuo –el  eterno presente- y en la cual se encuentran los maestros ascendidos. Y eso  significa, en sus palabras, que “la energía que acompaña al terapeuta es la del  amor compasivo absoluto”. Alcances.Christian Aylwin no se limita a definir su campo de acción.  Reconoce que hay situaciones que son más complicadas que otras como, por  ejemplo, los pacientes con daño cerebral. Sin embargo, con el tiempo, su  experiencia le ha permitido obtener mejores resultados en este sentido. “Al  estar dañadas o necrosadas algunas áreas del cerebro, el proceso de reparación  era muy lento. Pero eso ha cambiado y hoy observo recuperaciones más rápidas”.
 En el caso del cáncer señala que se puede hacer “todo lo  necesario. Desde eliminar rápidamente el dolor externo hasta reemplazar el área  afectada, inclusive con metástasis, eliminando el exceso de químicos o de  radiación en la sangre”. Lo que hace, en definitiva, es “viajar al pasado del  paciente, extraer las causas que provocaron su enfermedad y transportar el  órgano ya sano de vuelta al presente. Como el ADN es el mismo, no existe riesgo  de rechazo”. Este criterio se aplica también a otras patologías, como problemas  cardiacos, óseos, musculares, depresión e incluso adicciones. En este último caso, dice, “ hay que buscar las causas que  la provocaron. Esta puede ser interna, como diseño de rol prenatal, trauma  postnatal o en vidas pasadas, o también por una influencia externa, por  utilización de la energía con propósitos distorsionados”. ¿Cuán falible o infalible es lo que hace? “Depende de la  disposición del paciente -señala- porque hay personas a quienes no les conviene  recuperar la salud”. Se refiere a aquellos cuya enfermedad les da una ganancia  secundaria, como, por ejemplo, la atención de sus seres queridos y eximirse de  sus responsabilidades. Situaciones como ésta, en todo caso, suelen darse a un  nivel subconsciente. InmediatezIndependientemente de la naturaleza de los problemas  tratados, el tiempo de respuesta de los pacientes suele ser rápido. “En el  transcurso de tantas décadas de trabajo -señala Aylwin-, inicialmente en  hermetismo, con la sanación cuántica a distancia y posteriormente en servicio  abierto a la comunidad con la cirugía presencial, reconozco que cuando he  dudado de las posibles evoluciones, han sido los mismos pacientes quienes me  han dejado boquiabierto con sus resultados inmediatos”.
 Así lo testimonia, por ejemplo, Mónica Marambio, quien  acudió en busca de ayuda, aquejada de un quiste en el endometrio. Estaba  desesperada, razón por la cual luego de los exámenes y diagnóstico iníciales,  decidió saltarse los tratamientos médicos convencionales. “Tenía que hacerme  una intervención quirúrgica para liberarme del quiste. Me provocaba dolores constantes  y agudos, me punzaba y alteraba el ciclo menstrual”, recuerda. Comenta luego que tras la intervención energética, “al otro  día ya me sentía bien, sin ese dolor constante; no sentía ese ardor, esa  punzada. No fui más al ginecólogo. Después me hice la ecotomografía para  corroborar la situación y no tenía nada. También me dejó muy equilibrada  emocionalmente, ya que estaba un poco depresiva”.“En cuanto a índices generales de recuperación -comenta el  sanador”-, calculo que el promedio de mejoría inmediata es de alrededor de un  ochenta porciento. En e veinte por ciento restante, pasa de todo, desde los que  se han recuperado en una segunda sesión, hasta aquellos que han podido  minimizar y hasta eliminar sus dolores, logrando una partida apacible”. Así  alude a las personas que fallecen y cuyas vidas ya no se pueden prolongar,  particularmente por “designios superiores”. En síntesis, sus intervenciones  suelen ser de una sesión. Sólo en una pocas ocasiones indica una segunda o  tercera visita.
 Con ese mismo énfasis y claridad, plantea que no recomienda  a los pacientes saltarse los caminos tradicionales de la medicina alópata, como  por ejemplo la cirugía, porque son prácticos. Se trata de establecer caminos  complementarios que tiendan a la convergencia, a la integración y al  enriquecimiento de estos dos mundos: Holístico y científico. “La cirugía cuántica -afirma-, por ser inocua y no invasiva,  nunca ha sido contraindicada. Es perfectamente compatible con la medicina y  tratamientos alopáticos, reforzando sus resultados de manera notoria”. El legado.Por ahora, este hombre, que comparte instancias de encuentro  y ayuda mutua con otros sanadores del Cajón del Maipo, es el principal  exponente de la cirugía cuántica. Con pinzas ya ha elegido y formado a unos  pocos discípulos. “Siempre he enseñado, en forma particular, a las personas que  se han interesado en aprender estas técnicas. El proceso has sido muy selectivo  por la naturaleza, y el lento por la inseguridad de mis alumnos en aplicar los  conocimientos adquiridos”.
 Ahora –explica- comienza una nueva etapa, la de entregar su  legado a más personas par que a su vez ayuden y enseñen a otros. Fue en sueños  que se le reveló que debía iniciar esta fase, tal cual como ocurrió cuando dejó  su antigua vida en el mundo de los seguros para dedicarse de lleno a esto. “Esperé las señales que me indicasen el momento adecuado  para dar un golpe de timón -relata-. Esto ocurrió hace un año; se me señalo que  debo empezar a viajar en el país y en el extranjero para enseñar lo que hago en  talleres, charlas, conferencias y seminarios”. “Todo lo que enseño lo puede aprender quienquiera, sin  excepción –agrega-. De hecho, normalmente las madres aplican energía psíquica  en forma espontánea a sus hijos sin darse cuenta, sobre todo en emergencias,  logrando bajar las temperatura alta o eliminando inflamaciones y dolores”. La principal condición para poder aplicar cirugía cuántica –aclara-  es que el cuerpo del terapeuta soporte los altos niveles de radiación  energética que el proceso requiere, que no son comparables con los de las  terapias alternativas conocidas. También resulta inevitable preguntarse por el sustento  valórico de las personas que aprendan cirugía y que eventualmente pudieran  darle un uso inapropiado. Aylwin señala que esto no debiera ser una  preocupación, porque “la energía que acompaña al terapeuta es la del amor  compasivo absoluto. No te queda duda de que si alguien deseara hacer mal uso de  ella, ésta se encargaría de hacerlo cambiar de actitud, neutralizándolo. El  propósito debe ser siempre altruista”. Christian Aylwin desbordada confianza. En cuanto a su  trabajo, dice que “los tiempos están acotados”, pero se muestra seguro de que  esta propuesta se consolidará. “Estoy sembrando para el futuro de esta medicina  distinta, de la quinta dimensión.” |